viernes, 19 de agosto de 2022

EN MEMORIA DE MI PADRE : PROLOGO DEL LIBRO " ESTRELLA POLAR: Un viaje clandestino CANARIAS-VENEZUELA 1948 "



 PROLOGO

La emigración canaria a América va mereciendo cada vez más la atención de los estudiosos, que por su importancia requiere. Ya exis­ten, en efecto, buenos trabajos sobre ella, desde su inicio hasta la ac­tualidad.

Sin embargo, la emigración clandestina de los años cuarenta y cincuenta de este siglo, ha sido objeto hasta ahora de poca atención por parte de nuestros historiadores. Sólo podemos encontrar trabajos de NÉSTOR RODRÍGUEZ MARTÍN, para la Provincia de Santa Cruz de Tenerife; MIGUEL ÁNGEL CABRERA AGOSTA, para la isla del Hierro; JOSÉ PERRERA JIMÉNEZ, en el «Diario de Las Palmas», y del propio autor del presente libro, sobre el viaje del «Telémaco».

Por eso tiene mucho interés que RICARDO GARCÍA LUIS insista sobre el tema de la emigración clandestina, ofreciéndonos este nuevo libro, sobre otro barco, la «ESTRELLA POLAR».

Este viaje se produce en el año 1948, donde según nuestros da­tos se dieron los siguientes: Andrés Cruz, Androvet, Arlequín, Arroyo, Dragón, Escorpión, Express, Guanche F.C., José Morales, La Carlota, Mari Pepa, Miguelín, María Jesús, Maruca, Magdalena, Merche y San Miguel.

De ellos, los más importantes serán el del «Arroyo», con 315 pasajeros, y «La Carlota», con 225 pasajeros.

El libro nos ofrece nuevos elementos para ir construyendo la historia definitiva sobre esta odisea de la emigración clandestina, que no dudo en calificar del más importante acontecimiento histórico ca­nario del siglo XX, junto con los hechos ocurridos durante el período de la Guerra Civil.

Estos viajes tuvieron un motivo fundamentalmente económico, como ha sido la constante en toda la emigración histórica de las Islas Canarias. En el caso concreto de estos años 194O y 195O serán un esca­pe ante la grave situación económica, producto del desastre de la Gue-

rra Civil y el régimen franquista surgido de ella. La prohibición oficial de emigrar o las trabas insuperables para hacerlo, convertirán este es­cape en una epopeya, y al propio tiempo en un negocio especulativo por parte de determinados canarios sin escrúpulos. Pues también hay que decirlo claramente: hubo muchos canarios que traficaron con la miseria de otros canarios. En su momento se comentó, por ejemplo, que los organizadores del viaje del «Arroyo» cobraron de 4.OOO a 6.OOO pesetas por pasajero, obteniendo unos beneficios de 45.OOO duros (de la época).

Sin embargo, y por vía de excepción, hay algunos de estos viajes que tienen un componente político de consideración. No nos referimos, desde luego, a viajes en que algunos de sus organizadores o pasajeros, como es frecuente, sean perseguidos políticos, pues esto, a nuestro juicio no es suficiente para cambiar su carácter económico.

Así, por ejemplo, el hecho de que en el «Joven Gaspar» fueran como pasajeros, según relata Miguel Ángel Cabrera Acosta, los her­manos Francisco y Juan Acosta Quintero, dirigentes obreros socialis­tas de El Hierro y ex-presos, no impide que el viaje sea un perfecto negocio organizado por personas afectas al Movimiento Nacional.

Nosotros nos referimos a viajes que por su origen, concepción, organización y participación, el elemento político es el que prima so­bre el puramente económico que puede concurrir.

Esto último creemos que es el caso del «ESTRELLA POLAR», como sería luego el del Telémaco. En efecto, aquí la organización del viaje se hace en función de motivos políticos, que quedan claramente explicitados en el trabajo. Es el viaje de los relacionados con la causa 286 y 287 de 1936, por los hechos del Barranco de La Concepción. Y por otra parte, y como consecuencia de ello, la organización no tendrá unas características mafiosas, sino que será una empresa generosa y solidaria entre personas de una identificación ideológica progresista, para buscar en común una salida a sus problemas personales.

Nos encontramos, así, ante una bocanada de aire fresco, dentro de un mundo normalmente sórdido, y de ahí el interés suplementario del libro.

Su lectura nos evidencia, por otra parte, una vez más, la escasa

participación de la mujer en los viajes clandestinos, lo que constituye un aspecto más de la discriminación femenina, que merecería un estudio especial. Néstor Rodríguez Martín nos da para la Provincia de Santa Cruz de Tenerife, los reveladores datos de que sobre 3.586 emigrantes clandes­tinos, 3.573 fueran hombres y únicamente trece mujeres. Ello muestra que la idea general de que la emigración clandestina es un rol de hombres, se fortalece cuando se trata de asumir los riesgos en estos viajes.

Solamente vemos la presencia de la mujer en casos muy excep­cionales. Es muy significativo que APOLON1A, la hermana del orga­nizador del viaje de la «ESTRELLA POLAR», «que quería ir», se­gún el testimonio de uno de los viajeros, no se la dejó embarcar «por ser la única mujer». Y TERESA GARCÍA ARTEAGA, sería la única mujer del «Telémaco», pero significativamente se dejaba ver muy poco de los demás pasajeros, e iba siempre en el camarote del patrón, del que era familiar.

Por otra parte, el trabajo, además de una investigación histórica, se nos manifiesta como una auténtica obra literaria, donde encontra­mos momentos felices, como al describir la personalidad del organiza­dor del viaje, JAIME SUÁREZ GARCÍA, que aparece tipificado como un producto de «la situación pequeño-caciquil» de la Isla de La Gomera; la personalidad del patrón, AGUSTÍN B ARRETO, viejo lobo de mar; o el embarque de pasajeros en San Sebastián, en medio de la algarabía de las Fiestas de la Villa.

Finalmente queremos destacar que aparte de la importancia que el libro tiene para la historia de la emigración clandestina canaria, es un paso más para la necesaria elaboración de la historia de La Gomera, a la que anteriormente contribuyó eficazmente el autor, con «EL FOGUEO» y «EL TELÉMACO».

No estaría de más, tampoco, que en estos tiempos en que tanto se quiere enaltecer el paso de Colón por La Gomera, hubiera también un recuerdo para estos émulos de la hazaña del Gran Almirante, que fueron los pasajeros del «Telémaco» y la «ESTRELLA POLAR».

Roberto García Luis

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