Es brasileña y lleva nueve años en Tenerife. Con 31 años, nunca pensó que acabaría en el mundo de la prostitución, a donde, asegura, llegó por necesidad. Luci (nombre ficticio) conoció La Casita de mano del abogado que la estaba ayudando a legalizar su situación. “Tenía que sacar un curso de derechos humanos y no tenía el dinero. Entonces él me dijo que me llevaría un sitio donde me iban a ayudar y me trajo a La Casita donde conocía a Tersi”, relata. Esta joven brasileña cuenta que cuando llegó a Tenerife lo hizo acompañada de su pareja, “entonces conocí a otras chicas de Brasil que me decían, que era joven y guapa y que podía ganar mucho dinero, que dejara el trabajo de limpiadora que tenía”. “Yo decía, ¡estás loca!, nunca, tengo mi pareja, trabajo…”.
Pero las dos cosas se acabaron y “me vi aquí sola y sin nada y pensé, voy a hacer lo que me dicen mis amigas y empecé”. Dice que no estuvo mucho, “unos dos años de forma intermitente”. Gracias a La Casita ahora, “estoy trabajando”. Cuando se le pregunta si volvería responde que no puede decir que nunca va a volver, “estoy preparándome para la universidad, gano 400 euros limpiando y tengo un niño. Si quiero seguir estudiando tengo que pagar una matrícula y con 400 euros no da para todo”.
En La Casita intentan sacarle de la cabeza esa idea. “Lo que me gusta es que ellas hacen de todo para que no tengas que volver. Siempre están ahí apoyándome” afirma Luci que duda entre estudiar Derecho o Antropología Social y Cultural cuando apruebe el acceso a la universidad para mayores de .....
FUENTE ; DIARIO DE AVISOS ... LEER MÁS : http://www.diariodeavisos.com/2016/01/respeto-contra-exclusion/
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