ALMUDENA GRANDES ESCALERA INTERIOR
Ida y vuelta
ALMUDENA GRANDES 21/06/2009
“Se despidieron con un largo beso de amor antes de subirse a dos aviones distintos”
Entonces los dos eran muy jóvenes, ágiles, flexibles, guapos. Él, hijo de un húngaro y una bonaerense, con el pelo muy negro y la piel muy blanca, los ojos rasgados, levemente asiáticos, y los brazos largos, las piernas también largas, esbeltas, parecía un guerrero tártaro. Ella, hija de un andaluz y una andaluza, con el pelo castaño, la piel sonrosada, era redonda y dulce, fresca y crujiente como una manzana. Él se fijó en ella nada más entrar en el tren. Ella tardó mucho más en descubrirle, porque se quedó dormida antes de que la locomotora saliera de la estación de Viena.
En 1988, cuando se conocieron, él vivía en Londres, con su novia, e iba a Budapest con mucha frecuencia. Hasta entonces había vivido en Palermo, Buenos Aires, con su madre y su marido, argentino también, pero nunca había perdido el contacto con su padre, que durante muchos años había cruzado el Atlántico todos los veranos para ir a verle desde Berlín Occidental, donde vivía entonces con su nueva mujer, alemana, hasta que a finales de 1986 decidió volver a Hungría, porque no quería perderse lo que estaba pasando en su país.
Ella vivía en Madrid, pero en aquel........ LEER MÁS
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