REPORTAJE
Sexo deslocalizado y en francés
Empresas de telefonía erótica se instalan en Marruecos para atender a sus clientes rebajando costes
IGNACIO CEMBRERO - Casablanca - 14/06/2009
"¿Se te transparenta tu pezón a través de la camiseta?". Henri, un francés cincuentón residente en Lyon, manda este SMS a un número de móvil abreviado por el precio de un euro. Su destinataria es una morena atractiva que le acaba de enviar su fotografía, mediante un MMS, en la que aparece con una prenda blanca ceñida. Henri se adentra así en una charla erótica, mediante mensajes cortos tecleados en su teléfono, con la que cree ser una compatriota de 32 años, llamada Sylvie, que vive cerca de su ciudad.
Los teleoperadores no pueden divulgar el contenido de su trabajo
"No se lo he dicho a mis padres; me da vergüenza", dice Samira
Pueden ganar 330 euros al mes con una jornada de 40 horas semanales
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"¿Se te transparenta tu pezón a través de la camiseta?". Henri, un francés cincuentón residente en Lyon, manda este SMS a un número de móvil abreviado por el precio de un euro. Su destinataria es una morena atractiva que le acaba de enviar su fotografía, mediante un MMS, en la que aparece con una prenda blanca ceñida. Henri se adentra así en una charla erótica, mediante mensajes cortos tecleados en su teléfono, con la que cree ser una compatriota de 32 años, llamada Sylvie, que vive cerca de su ciudad.
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Pero Sylvie no existe y al otro lado del teléfono o, mejor dicho, desde el teclado de un ordenador, el que estimula sus fantasías es un chaval marroquí de 22 años, Reda, contratado como teleoperador erótico en Casablanca. Junto a él otras dos decenas de chicos y chicas de su edad mantienen conversaciones similares con clientes en Francia y Bélgica.
El abaratamiento de las telecomunicaciones y los bajos sueldos de Marruecos incitaron, a principios de esta década, a las empresas que ofrecen servicios telefónicos -información sobre números, televenta, etcétera- a trasladar a este país sus plataformas. Reducían así sus costes entre un 30% y un 40%, según fuentes del sector.
Primero desembarcaron los mastodontes franceses del sector. Después se instalaron los españoles Atento y Grupo Konect, que abrieron sedes en Tánger, Tetuán y en Casablanca. Ahora hay unas 140 plataformas en Marruecos que generan 25.000 empleos.
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