El cónsul de Uruguay espera con prudencia la investigación y apoyará a la familia fallecido
Canarias 7, EFE Santa Cruz de Tenerife , 2009-08-13
El Consulado de Uruguay en Tenerife espera con prudencia a que concluya la investigación sobre las circunstancias en las que falleció un ciudadano de ese país que residía en la isla de forma irregular y que, según su familia, no recibió ayuda tras sufrir un paro cardiaco mientras trabajaba.
“Vamos a apoyar a la familia en todo lo que solicite y si se demuestra que los hechos son tan graves actuaremos con contundencia”, manifestó a Efe la cónsul honoraria del Uruguay en Tenerife, Teodora Fernández.
Pero mientras “no vamos a hacer juicios paralelos que pueden perjudicar que se aclare esta situación”, agregó.
El fallecido, Luis Beltrán Larrosa Conde, estaba en España en situación irregular y, según ha manifestado su hijo, tras sufrir un infarto fue arrastrado y abandonado en la calle por el propietario del bar del sur de Tenerife en el que trabajaba haciendo unas reformas.
La Guardia Civil ha abierto una investigación para aclarar las circunstancias de la muerte de Luis Beltrán Larrosa, de 56 años, ocurrida el 25 de julio en la clínica Hospiten Sur, a donde fue trasladado después de que un vecino testigo de los hechos avisara a los servicios de emergencia sanitaria.
Teodora Fernández comentó que el Consulado carece de información, más allá de la que se ha publicado en los medios de comunicación, sobre un caso que está “en el ámbito judicial y en investigación”, por lo que esta institución se mantiene a la espera de los resultados y a disposición de la familia del fallecido para ayudarla en lo que necesite.
“Estamos en un momento en el que nadie puede aportar nada, hay unos testigos, unos hechos y una actuaciones judiciales”, dijo la cónsul.
Las circunstancias descritas por la familia sobre este fallecimiento “son un espanto y un horror”, pero todo tiene que estar “aclarado y fundamentado”, y por eso el Consulado se mantiene prudente a la espera de la conclusión de la investigación, explicó.
Aunque el Consulado carece de un censo oficial sobre el número de uruguayos en Tenerife, puesto que muchos tienen nacionalidad española o italiana y es una comunidad con mucha movilidad, Teodora Fernández estimó que pueden ser unas 5.000 personas.
Canarias 7, EFE Santa Cruz de Tenerife , 2009-08-13
El Consulado de Uruguay en Tenerife espera con prudencia a que concluya la investigación sobre las circunstancias en las que falleció un ciudadano de ese país que residía en la isla de forma irregular y que, según su familia, no recibió ayuda tras sufrir un paro cardiaco mientras trabajaba.
“Vamos a apoyar a la familia en todo lo que solicite y si se demuestra que los hechos son tan graves actuaremos con contundencia”, manifestó a Efe la cónsul honoraria del Uruguay en Tenerife, Teodora Fernández.
Pero mientras “no vamos a hacer juicios paralelos que pueden perjudicar que se aclare esta situación”, agregó.
El fallecido, Luis Beltrán Larrosa Conde, estaba en España en situación irregular y, según ha manifestado su hijo, tras sufrir un infarto fue arrastrado y abandonado en la calle por el propietario del bar del sur de Tenerife en el que trabajaba haciendo unas reformas.
La Guardia Civil ha abierto una investigación para aclarar las circunstancias de la muerte de Luis Beltrán Larrosa, de 56 años, ocurrida el 25 de julio en la clínica Hospiten Sur, a donde fue trasladado después de que un vecino testigo de los hechos avisara a los servicios de emergencia sanitaria.
Teodora Fernández comentó que el Consulado carece de información, más allá de la que se ha publicado en los medios de comunicación, sobre un caso que está “en el ámbito judicial y en investigación”, por lo que esta institución se mantiene a la espera de los resultados y a disposición de la familia del fallecido para ayudarla en lo que necesite.
“Estamos en un momento en el que nadie puede aportar nada, hay unos testigos, unos hechos y una actuaciones judiciales”, dijo la cónsul.
Las circunstancias descritas por la familia sobre este fallecimiento “son un espanto y un horror”, pero todo tiene que estar “aclarado y fundamentado”, y por eso el Consulado se mantiene prudente a la espera de la conclusión de la investigación, explicó.
Aunque el Consulado carece de un censo oficial sobre el número de uruguayos en Tenerife, puesto que muchos tienen nacionalidad española o italiana y es una comunidad con mucha movilidad, Teodora Fernández estimó que pueden ser unas 5.000 personas.
Luis sí recibió atención
Canarias 7, R.R. Santa Cruz de Tenerife , 2009-08-13
Los testigos que declararon ante la Guardia Civil por la muerte del ciudadano uruguayo mientras trabajaba, supuestamente, de manera irregular en la reforma de un bar en el sur de Tenerife relataron que el dueño del local lo intentó reanimar. Su hijo ha denunciado que el propietario del bar no lo auxilio antes de fallecer. La muerte del ciudadano uruguayo Luis Beltrán Larrosa, de 56 años, fue tratada desde el día que ocurrió, el pasado 25 de julio, como un fallecimiento por causas naturales que, sin embargo, destapó, un delito laboral que la Justicia ya está investigando. Ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional dedujeron de las declaraciones que tomaron en el lugar de los hechos y en días posteriores que el dueño del bar en el que supuestamente estaba trabajando el uruguayo lo dejara morir sin asistirlo, al contrario, todos afirmaron que «intentó reanimarlo».
La Guardia Civil denunció seis días después de oficio en el Juzgado de Guardia de Arona al propietario de local por la comisión de un supuesto delito contra los derechos de los trabajadores, tras constatar que Luis Beltrán Larrosa residía de manera irregular en España desde hacía cuatro años y que supuestamente murió mientras trabajaba en la reforma de un bar en Playa Paraíso, en el municipio de Adeje, propiedad de José Luis E.B., que, además, carecía de licencia de obras.
En un primer momento Pablo Larrosa, hijo del fallecido, que también prestó declaración ante la Guardia Civil y la Policía Nacional, confirmó que su padre realizaba trabajos de albañilería y que residía ilegalmente en la Isla, pero en «ningún momento», indicó ayer el subdelegado del Gobierno de España en Tenerife, José Antonio Batista, «manifestó sospechas de que el dueño del bar lo dejara en la calle sin asistencia para evitar que los relacionaran». El martes Pablo Larrosa acudió a los medios de comunicación para denunciar que tenía la sospecha de que su padre pudo morir por una denegación de auxilio por parte hombre para el que trabajaba de manera ilegal.
Ayer aún no existía constancia de que esta denuncia pública se materializara ni ante los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado ni en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 6 de Arona que instruye las diligencias contra el dueño del bar, el ex policía José Luis E. B., por un presunto delito contra los derechos de los trabajadores.
Además, al testimonio de Pablo Larrosa se suma el de un ciudadano de nacionalidad colombiana, que ha sido clave para la Guardia Civil a la hora de descartar que el dueño del bar The Talk of the Town no prestara asistencia a Larrosa, pues en las dos declaraciones que hizo ante los agentes de la Benemérita, primero en Playa Paraíso y luego en el cuartel, indicó que el dueño del bar «trataba de reanimarlo haciéndole el boca a boca y masaje cardiaco». En su relato, el testigo explicó que sobre las cuatro de la tarde pasaba frente al local y que vio a un hombre tendido en el suelo y a otro, que resultó ser el dueño, «tratando de reanimarlo» dentro del local de un «desmayo» y que luego le pidió ayuda para moverlo. El colombiano indica en este punto que el dueño del bar quería sacar fuera a Larrosa «para que le dé el aire», algo a lo que él «se opuso para no agravarlo».
El dueño del bar, por su parte, declaró que Larrosa estaba con él en el bar charlando, pero negó que estuviera trabajando. También reconoció que «lo sacó fuera para que le diera el aire». Ese día en Adeje se registraron temperaturas muy altas, de ahí que al hijo del fallecido le resulte sospechoso que sacaran a su padre a la calle para que le diera el aire.
Canarias 7, R.R. Santa Cruz de Tenerife , 2009-08-13
Los testigos que declararon ante la Guardia Civil por la muerte del ciudadano uruguayo mientras trabajaba, supuestamente, de manera irregular en la reforma de un bar en el sur de Tenerife relataron que el dueño del local lo intentó reanimar. Su hijo ha denunciado que el propietario del bar no lo auxilio antes de fallecer. La muerte del ciudadano uruguayo Luis Beltrán Larrosa, de 56 años, fue tratada desde el día que ocurrió, el pasado 25 de julio, como un fallecimiento por causas naturales que, sin embargo, destapó, un delito laboral que la Justicia ya está investigando. Ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional dedujeron de las declaraciones que tomaron en el lugar de los hechos y en días posteriores que el dueño del bar en el que supuestamente estaba trabajando el uruguayo lo dejara morir sin asistirlo, al contrario, todos afirmaron que «intentó reanimarlo».
La Guardia Civil denunció seis días después de oficio en el Juzgado de Guardia de Arona al propietario de local por la comisión de un supuesto delito contra los derechos de los trabajadores, tras constatar que Luis Beltrán Larrosa residía de manera irregular en España desde hacía cuatro años y que supuestamente murió mientras trabajaba en la reforma de un bar en Playa Paraíso, en el municipio de Adeje, propiedad de José Luis E.B., que, además, carecía de licencia de obras.
En un primer momento Pablo Larrosa, hijo del fallecido, que también prestó declaración ante la Guardia Civil y la Policía Nacional, confirmó que su padre realizaba trabajos de albañilería y que residía ilegalmente en la Isla, pero en «ningún momento», indicó ayer el subdelegado del Gobierno de España en Tenerife, José Antonio Batista, «manifestó sospechas de que el dueño del bar lo dejara en la calle sin asistencia para evitar que los relacionaran». El martes Pablo Larrosa acudió a los medios de comunicación para denunciar que tenía la sospecha de que su padre pudo morir por una denegación de auxilio por parte hombre para el que trabajaba de manera ilegal.
Ayer aún no existía constancia de que esta denuncia pública se materializara ni ante los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado ni en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 6 de Arona que instruye las diligencias contra el dueño del bar, el ex policía José Luis E. B., por un presunto delito contra los derechos de los trabajadores.
Además, al testimonio de Pablo Larrosa se suma el de un ciudadano de nacionalidad colombiana, que ha sido clave para la Guardia Civil a la hora de descartar que el dueño del bar The Talk of the Town no prestara asistencia a Larrosa, pues en las dos declaraciones que hizo ante los agentes de la Benemérita, primero en Playa Paraíso y luego en el cuartel, indicó que el dueño del bar «trataba de reanimarlo haciéndole el boca a boca y masaje cardiaco». En su relato, el testigo explicó que sobre las cuatro de la tarde pasaba frente al local y que vio a un hombre tendido en el suelo y a otro, que resultó ser el dueño, «tratando de reanimarlo» dentro del local de un «desmayo» y que luego le pidió ayuda para moverlo. El colombiano indica en este punto que el dueño del bar quería sacar fuera a Larrosa «para que le dé el aire», algo a lo que él «se opuso para no agravarlo».
El dueño del bar, por su parte, declaró que Larrosa estaba con él en el bar charlando, pero negó que estuviera trabajando. También reconoció que «lo sacó fuera para que le diera el aire». Ese día en Adeje se registraron temperaturas muy altas, de ahí que al hijo del fallecido le resulte sospechoso que sacaran a su padre a la calle para que le diera el aire.
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