MONCHO ALPUENTE
El buen inmigrante
MONCHO ALPUENTE 27/01/2010
Vota Resultado 42 votos Los buenos inmigrantes sólo vienen cuando les llaman y se van cuando les dicen que se vayan. Los buenos inmigrantes viven en pisos amplios y bien ventilados con más de 20 metros cuadrados por persona y nunca dejan pernoctar en ellos a otros inmigrantes que no sean familiares en primer grado; si sus cuñados, sus primos o sus amigos tienen que dormir en la calle o hacinarse en pisos patera, qué le vamos a hacer; en todo caso, si uno quiere aspirar al título de inmigrante modelo debe denunciar a los irregulares al Ayuntamiento para que no empañen su buena imagen ni escandalicen con su promiscuidad a los vecinos nativos de su escalera. Los buenos inmigrantes nunca aspirarían a un puesto de trabajo que no hubiera sido rechazado anteriormente por trabajadores españoles. Los buenos inmigrantes aceptarán con entusiasmo los contratos, subcontratos e infracontratos basura, pero nunca trabajarán sin papeles, esos papeles que sólo les darán si han firmado un contrato de trabajo legal. Los buenos inmigrantes nunca formarían guetos en las ciudades de acogida y procurarían reinsertarse en vecindarios locales siempre que contaran con la aprobación de los miembros de la comunidad. Los buenos inmigrantes tratarían por todos los medios de integrarse, abandonando cuanto antes sus costumbres tradicionales y exóticas y absorbiendo la rica cultura del país receptor. Los buenos inmigrantes nunca montarían negocios propios para no competir con los pequeños comerciantes locales, ni locutorios que favorezcan la comunicación o el envío de remesas de dinero a sus familiares, ni tiendas de productos exóticos que les recuerden sus países de origen a los que regresarán calladamente en cuanto finalicen sus compromisos laborales. Los buenos inmigrantes nunca se reunirán en corrillos callejeros para no alarmar a sus vecinos y hacerles sentirse incómodos, saldrán a la calle de uno en uno, o de dos en dos, y sólo cuando sea imprescindible, de ahí la necesidad de que vivan en pisos espaciosos. Los buenos inmigrantes nunca tratarían de empadronarse en lugares donde no son bien recibidos, como Vic o Torrejón de Ardoz. Los buenos inmigrantes... ( continua )
El buen inmigrante
MONCHO ALPUENTE 27/01/2010
Vota Resultado 42 votos Los buenos inmigrantes sólo vienen cuando les llaman y se van cuando les dicen que se vayan. Los buenos inmigrantes viven en pisos amplios y bien ventilados con más de 20 metros cuadrados por persona y nunca dejan pernoctar en ellos a otros inmigrantes que no sean familiares en primer grado; si sus cuñados, sus primos o sus amigos tienen que dormir en la calle o hacinarse en pisos patera, qué le vamos a hacer; en todo caso, si uno quiere aspirar al título de inmigrante modelo debe denunciar a los irregulares al Ayuntamiento para que no empañen su buena imagen ni escandalicen con su promiscuidad a los vecinos nativos de su escalera. Los buenos inmigrantes nunca aspirarían a un puesto de trabajo que no hubiera sido rechazado anteriormente por trabajadores españoles. Los buenos inmigrantes aceptarán con entusiasmo los contratos, subcontratos e infracontratos basura, pero nunca trabajarán sin papeles, esos papeles que sólo les darán si han firmado un contrato de trabajo legal. Los buenos inmigrantes nunca formarían guetos en las ciudades de acogida y procurarían reinsertarse en vecindarios locales siempre que contaran con la aprobación de los miembros de la comunidad. Los buenos inmigrantes tratarían por todos los medios de integrarse, abandonando cuanto antes sus costumbres tradicionales y exóticas y absorbiendo la rica cultura del país receptor. Los buenos inmigrantes nunca montarían negocios propios para no competir con los pequeños comerciantes locales, ni locutorios que favorezcan la comunicación o el envío de remesas de dinero a sus familiares, ni tiendas de productos exóticos que les recuerden sus países de origen a los que regresarán calladamente en cuanto finalicen sus compromisos laborales. Los buenos inmigrantes nunca se reunirán en corrillos callejeros para no alarmar a sus vecinos y hacerles sentirse incómodos, saldrán a la calle de uno en uno, o de dos en dos, y sólo cuando sea imprescindible, de ahí la necesidad de que vivan en pisos espaciosos. Los buenos inmigrantes nunca tratarían de empadronarse en lugares donde no son bien recibidos, como Vic o Torrejón de Ardoz. Los buenos inmigrantes... ( continua )
1 comentario:
Excelente articulo!!
Publicar un comentario