Dicho de otro modo, la dialéctica que recurre a la noción de extranjero es, en el fondo, un razonamiento que procede por “eliminación”. Así, es Extranjero todo lo que no es “nosotros”. Permítanme insistir en este punto: la cuestión del Extranjero es, a todas luces, una cuestión falaz a la vez que es extremadamente peligrosa, en el sentido en que desvía ostensiblemente hacia otro una cuestión que en realidad trata de la constitución implícita de un “Nosotros”. Este año, la verdadera cuestión será de destacar este “Nosotros”, de apreciar su consistencia.
De paso, les hago notar que la segunda acepción latina de “extraneus” proporciona un primer elemento de respuesta muy apreciable: el “Nosotros” se revela ser aquí lo que delimita el círculo familiar. (...)
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