FORMACIÓN DEL GOBIERNO FRANCÉS
'Ni putas ni sumisas' llega al gobierno de Francia
ISABEL GARCÍA-ZARZA
MADRID.- El presidente francés, Nicolas Sarkozy, no para de sorprender con la formación de su Gobierno. El último as que se ha sacado de la manga es Fadela Amara, la carismática líder del movimiento feminista 'Ni Putas ni Sumisas', que lleva años defendiendo la situación de las mujeres en los suburbios marginales.
Ahora ha sido nombrada secretaria de Estado para políticas urbanas, cargo que asegura haber aceptado para «devolver la esperanza a la banlieu». Ella conoce muy bien el problema de esos barrios marginales, que ardieron en 2005 por el descontento de una juventud de origen inmigrante frustrada por no encontrar un futuro en la Francia laica y republicana.
Aquel estallido de violencia no hizo sino darle la razón a ella, que llevaba tiempo denunciando la degradación de las condiciones de vida en los suburbios. En aquel momento, Fadela, una mujer menuda pero con una energía arrolladora y sin pelos en la lengua, exigió responsabilidades al gobierno de Jacques Chirac, y al propio Sarkozy, entonces ministro de Interior, por no haber sabido afrontar a tiempo el descontento de los jóvenes. Y les exigió que tomaran medidas.
'Ni putas ni sumisas' llega al gobierno de Francia
ISABEL GARCÍA-ZARZA
MADRID.- El presidente francés, Nicolas Sarkozy, no para de sorprender con la formación de su Gobierno. El último as que se ha sacado de la manga es Fadela Amara, la carismática líder del movimiento feminista 'Ni Putas ni Sumisas', que lleva años defendiendo la situación de las mujeres en los suburbios marginales.
Ahora ha sido nombrada secretaria de Estado para políticas urbanas, cargo que asegura haber aceptado para «devolver la esperanza a la banlieu». Ella conoce muy bien el problema de esos barrios marginales, que ardieron en 2005 por el descontento de una juventud de origen inmigrante frustrada por no encontrar un futuro en la Francia laica y republicana.
Aquel estallido de violencia no hizo sino darle la razón a ella, que llevaba tiempo denunciando la degradación de las condiciones de vida en los suburbios. En aquel momento, Fadela, una mujer menuda pero con una energía arrolladora y sin pelos en la lengua, exigió responsabilidades al gobierno de Jacques Chirac, y al propio Sarkozy, entonces ministro de Interior, por no haber sabido afrontar a tiempo el descontento de los jóvenes. Y les exigió que tomaran medidas.
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