MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN
Real Decreto 595/2007, de 4 de mayo, por el que se crea la Comisión Nacional para la Conmemoración de los Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas.
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Comenzando en 2008, las distintas Repúblicas Iberoamericanas celebrarán sucesivamente los bicentenarios de la consecución de su independencia. Conmemorarán unos acontecimientos que, hace ahora un par de siglos, determinaron la configuración política de todo un continente y les otorgaron a cada una de esas Repúblicas su identidad institucional específica. Se trata de un fenómeno que ha sido decisivo para la construcción de la realidad contemporánea. Como lo fue asimismo, sin duda, el encuentro entre ambos mundos trescientos años atrás.
Ese gran movimiento emancipador emergió en Europa con un escenario de consagración de los derechos y libertades, que fundamentó el constitucionalismo, primero, y la democracia, después. Un mismo movimiento, germinado en un territorio ideológico común, que arraigó en la España de comienzos del XIX, y cuya celebración conmemoramos igualmente a partir del mismo año de 2008, culminando en 2012, en el bicentenario de la Constitución de Cádiz, arranque impetuoso de nuestro camino a la libertad.
Doscientos años más tarde somos capaces de identificar que un mismo impulso ideológico condujo ambos fenómenos en las dos orillas del Atlántico. Somos capaces de reconocernos mutuamente cada uno en una parte sustancial de la personalidad de todos los demás. Una personalidad forjada a lo largo de un denso periodo de convivencia compleja, fortalecida en torno a lazos familiares compartidos, construida en el espacio cultural y simbólico de una misma lengua, cuya expansión internacional prueba inequívocamente su vitalidad. Una personalidad determinada a potenciar nuestro papel conjunto en el mundo por medio de la Comunidad Iberoamericana que empezamos a levantar juntos hace algo más de década y media. Esa Comunidad es hoy una realidad plenamente consolidada con la que hemos logrado articular una voz común, la voz de un actor global cooperativo ante muchos problemas y dilemas del mundo actual.
Los lazos establecidos entre nosotros se han ido enriqueciendo a lo largo del tiempo, y a los valores fundamentales que siempre nos han unido les acompaña hoy una intensa relación económica, unos vínculos sociales y personales enriquecidos con la integración de nacionales de unos países en otros, una hibridación cultural más intensa que nunca y una más estrecha cercanía conformada en el conocimiento mutuo, la comprensión y la cooperación.
Todo ello constituye la base firme sobre la que se asienta el respeto a la identidad, diversidad y autonomía de cada uno de cuantos integramos esa Comunidad.
Esa es la realidad de nuestro presente. Esa es la vocación de nuestro futuro. Y es precisamente la decisión largamente madurada de caminar juntos la que nos permite celebrar como propios los acontecimientos que cada país celebrará como suyos. De esa manera, el presente y el futuro de la Comunidad Iberoamericana será mejor conocido en el continente europeo.
La España actual, democrática y avanzada, se dispone pues a contribuir a esa conmemoración, a sumarse a las celebraciones que las Repúblicas Iberoamericanas decidan y a aprovechar esta ocasión para profundizar en una relación que, mas allá de su carácter prioritario en la política exterior de nuestro país, consideramos constitutiva del corazón mismo de nuestra personalidad.
Por ello, y con el fin de llevar a cabo un programa amplio de iniciativas y actividades políticas, culturales y de todo tipo destinadas a esa finalidad, constituirá una Comisión Nacional que asuma la promoción, coordinación y organización de las mismas
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