martes, 24 de febrero de 2009

LA PRESIÓN POLICIAL AHOGA A LOS INMIGRANTES EN ESPAÑA


La presión policial ahoga a los inmigrantes en España

Los inmigrantes se sienten acosados. Y la aparición de un documento en el que supuestamente se instruye a los agentes de Madrid para que detengan un cupo semanal de indocumentados no hace sino reforzar la sensación de que algunos extranjeros son sometidos
Los inmigrantes se sienten acosados. Y la aparición de un documento en el que supuestamente se instruye a los agentes de Madrid para que detengan un cupo semanal de indocumentados no hace sino reforzar la sensación de que algunos extranjeros son sometidos a una presión asfixiante en España.
El Ministerio del Interior se ha afanado en desmentir esta directriz. El propio ministro, Alfredo Pérez Rubalcaba, negó el martes en el Parlamento que se imponga a las comisarías un número determinado de arrestados por el único hecho de encontrarse en situación irregular.
Pero los inmigrantes dicen que son perseguidos.

Si hay un barrio en Madrid que refleje mejor el impacto de la inmigración en España durante los últimos años, ese es Lavapiés. En pleno centro de la ciudad conviven latinoamericanos, africanos, asiáticos, árabes y españoles en una comunidad multicultural que ya figura en las guías de viaje para turistas.

En Lavapiés se pueden comer tapas españolas, arroz de la India, cuscús marroquí y arepas colombianas sin salir de la misma calle.

"No verás aquí un inmigrante sin papeles", dijo Abdel Kader, un jubilado de Marruecos de 72 años que lleva 40 viviendo en España. "Tienen miedo de salir a la calle".

En la plaza del barrio, grupos de distintas nacionalidades comparten el día en animadas tertulias. Muchos de ellos están sin trabajo. La crisis ha elevado el desempleo entre los extranjeros en España a casi el 22%.

"Se ponen (la policía) a las siete de la mañana en la estación de metro y piden los papeles a todo el mundo. Me piden los papeles a todas horas, para desayunar, para comer y para cenar. Si eso no es acoso...", comentó Santo Aybar, un dominicano de 33 años.
"Nos tratan como basura, como si fuéramos delincuentes. Los españoles se creen que nunca han emigrado", añadió.
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