sábado, 14 de diciembre de 2013

PREMIO RENE CASSIN "DERECHOS HUMANOS " PARA CEAR . DISCURSO DE AGRADECIMIENTO DE SU PRESIDENTE JAVIER GALPARSORO




DISCURSO DE AGRADECIMIENTO
 Discurso pronunciado el día 10.12.2013, en la sede de Lehendakaritza, con motivo de la concesión por parte del Gobierno Vasco a CEAR-Euskadi del Premio “RENE CASSIN” de Derechos Humanos,  en su edición de 2013.


Me piden que explique en 5 minutos por qué defendemos el derecho de
asilo. Por qué lo hace CEAR-Euskadi, ese formidable equipo de gente que
combate la realidad de las frustraciones con el derecho a la utopía.
Les doy argumentos para no hacerlo: el Ministerio de Interior deniega
cada año alrededor del 90% de las solicitudes de asilo. La exigencia de
pruebas para el reconocimiento tardío y mezquino del asilo es
insoportable. La respuesta del Gobierno a la “avalancha” es SIVE, vallas,
visados, pasaportes biométricos, Frontex, Eurosur. Pese a que ahora solo
llega la mitad de gente que hace 5 años.

España, una de las puertas de Europa, rechaza y deniega. La “Vieja
Europa”, es ahora solo una Europa vieja, yerma de sus ancestrales
sentimientos de libertad, acogida y solidaridad. Sorprendentemente, el
equipo de CEAR-Euskadi insiste en conservar el sueño de un visionario
llamado M.L.King que hace medio siglo proclamaba que otro mundo era
posible.

Nos dan un premio por nuestro trabajo. Con toda sinceridad y
rotundidad, no es justo. Por nuestro trabajo nos deben dar unas ganas
inmensas ganas de llorar, de denunciar. Pero sobre todo, nos deben dar
más trabajo. La tarea es ingente, titánica. Hay 42,5 millones de seres
humanos que nos aguardan oficialmente como perseguidos. De los que
apenas 330.000 llegan cada año a la decadente Europa. De los que tan
solo 2.600 arriban a España. Y en Euskadi recalan menos de un centenar
¿De qué invasión nos hablan?

Este premio es para esas personas que sobreviven en contextos tan
hostiles que se escapa a nuestra imaginación. Se levantan y emprenden
cada día una lucha cotidiana por la dignidad. La dignidad de proteger su
territorio y sus recursos naturales; la de expresar libremente sus
convicciones; la de vivir con libertad sus opciones sexuales y que otras
puedan hacerlo; la de ser mujeres y defenderse como mujeres; la
dignidad de denunciar en medio de un conflicto armado; la dignidad de
defender el derecho a tener derechos.

Este premio es para quienes recorren a pié miles de kilómetros desde sus
remotas aldeas; sorteando toda clase de peligros en infaustas travesías a
bordo de buques y cayucos, y a los que solo les resta para alcanzar la
Tierra Prometida escalar una valla sobre la que se ha tejido una diabólica
concertina, vocablo maldito con acento musical a metal, a metal que
corta y que mata. Y por ella CEAR, sangra también.

Es pavorosa la amnesia histórica que padece Europa y nuestro país con
ella. Qué pronto hemos olvidado que millones de personas debieron huir
con lo puesto por las mismas causas políticas, bélicas, famélicas, por las
que ahora otros seres humanos en idéntica o peor condición, persiguen
la misma protección para sus vidas, su libertad, su seguridad. Los
pueblos que sudan sangre y sufrimiento como decía L. Sedar Senghor
Europa se llena de razones y de justificaciones para rechazar. Que no
salgan; y si salen, que no lleguen. Pero si llegan, que al menos lleguen
vivos; que no pidan asilo; que no puedan probarlo; y si piden y prueban,
que se queden por el tiempo mínimo imprescindible hasta que puedan
volver. Esa es la cicatera y ramplona realidad.

En CEAR-Euskadi llevamos diciendo desde hace 25 años que el asilo es un
derecho fundamental que define muy bien nuestro grado de
democracia. El desconocimiento de un derecho no puede otorgar
patente para vulnerarlo. Somos abogados y psicólogas; trabajadoras
sociales, educadoras, orientadoras laborales, periodistas, personas que
buscamos respuestas nuevas ante la sinrazón de nuestros gobernantes.
Compartimos con las personas refugiadas nuestras horas de trabajo.
Pero también las de ocio y hasta las de insomnio, cada vez más
frecuentes. Ha aumentado el hambre y la pobreza. La contaminación
medioambiental. La persecución de las multinacionales. No sopla viento
de cara para los Derechos Humanos.

Se han endurecido los requisitos de acceso a las ayudas sociales. Y con
ello, la desprotección que supone involución de sus procesos de
integración; desarraigo sobrevenido; hacinamiento, infravivienda,
sinhogarismo. Exclusión y marginalidad. Y lo que es peor aún como
mezcla fatídica de todo ello: desequilibrios en la salud mental.
Nosotros si nos atrevemos -a diferencia de lo que dijo el Presidente John
F. Kennedy- a preguntar a nuestros Presidentes qué pueden hacer, no
por mí que no lo necesito, sino por mi pueblo. Y por todos los pueblos
que habitan en él. Que son uno.

Pedimos que coloquen las concertinas a las puertas de los Ministerios
para ver si de verdad cortan.

Y que sientan la misma vergüenza que un solo Estadista mostró al
mundo frente al coro de plañideras que acudió a Lampedusa para
responder a los 400 muertos del penúltimo naufragio con más Frontex y
Eurosur.

Y que Presidentes con el Nobel de la Paz a sus espaldas sientan el
oprobio del gaseamiento de miles de inocentes tolerando que pervivan
tiranos que generan millones de víctimas y refugiados.

Pedimos que cierren esos CIE’s, cárceles infectas de reclusión obligada
para personas que no han cometido más delito que el de huir de la
miseria, de la persecución, de la trata de personas, de la violencia.

Pedimos que no sancionen la hospitalidad, que las ONG seguiremos
atendiendo indiscriminada y apasionadamente a todas las personas
mientras persistan las causas que les expulsan de sus países. Y frente a
ellas solo se erigen leyes, reglamentos, y normativas tantas veces
injustas, infranqueables, o torpemente interpretadas.

Y sobre todo, les suplicamos que no vuelvan a utilizar como justificación
de muchos de esos desmanes y omisiones el maldito mantra de la crisis,
palabra que la definición de la R.A.E. y solo en 7º lugar significa
“situación dificultosa o complicada”. Crisis son las guerras, las
violaciones generalizadas de derechos humanos, las dictaduras, los
despojos, la pobreza, el hambre, situaciones en las que permanecen
millones de personas desde que nacieron. Crisis son el racismo y la
xenofobia crecientes.

Decía Amin Maalouf : ”La diversidad en sí misma no es ni una bendición
ni una maldición. Es sencillamente una realidad. El mundo es un mosaico
de incontables matices, y nuestros países, nuestras provincias, nuestras
ciudades irán siendo cada vez más a imagen y semejanza del mundo. Lo
importante no es saber si podemos vivir juntos pese a nuestras
diferencias; lo importante es saber cómo vivir juntos, cómo convertir
nuestra diversidad en provecho y no en calamidad.”

Un hombre extraordinario, un solo hombre, después de 27 años de
encarcelamiento fue capaz de derribar el muro del “apartheid” en su
país. Si un solo ser humano -ciclópeo sin duda- ha sido capaz de
reconciliar a su pueblo después de décadas de oprobio y humillación, es
que lo imposible puede tornarse en realidad. La utopía existe mientras lo
creamos. Y solo se cree en lo que se intenta.

“La vida no vale nada si no es para perecer porque otros puedan tener lo
que uno suspira y ama. La vida no vale nada si yo me quedo sentado
después que he visto y soñado que en todas partes me llaman”

Con el recuerdo especial y emocionado al genial Nelson Mandela; en la
esperanza de que otros muros como Berlín caerán; imaginando con
Lennon (y con vosotros y vosotras) todo el mundo viviendo en paz y
libertad, reitero en nombre de CEAR-Euskadi nuestra infinita gratitud.

Bihotz bihotzetik.
Javier Galparsoro
Presidente CEAR-Euskadi

COMENTARIO : IMPRESIONANTE , JAVIER TE VAN A EXPULSAR DE ESPAÑA POR PEDIR QUE PONGAN CONCERTINAS EN LOS MINISTERIOS .

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