Diciembre 2008
Cuando se suicida un niño inmigrante de 12 años...
¿Qué habrá pasado por su cabeza? ¿Será que la vida no tenía sentido ni allí ni aquí? ¿Que en su situación no había futuro feliz posible? ¿Que a su edad, y sin ningún tipo de afecto, ya no había nada por lo que luchar? ¿Que veía el destino de los demás y prefería no tener que vivirlo? ¿Habrá tenido razón en su mundo-no-mundo?
¿Por qué demonios decide quitarse la vida un niño que apenas ha comenzado a vivirla? No lo sé. Sólo sé que desde que supe que sucedió esta semana en el centro de acogida de menores inmigrantes no acompañados Picón de Jarama, que gestiona la Fundación O’ Belen, no paro de hacerme preguntas.
3 comentarios:
PUEDE PARECER INCREIBLE QUE UN NIÑO TOME LA DECISIÓN DE SUICIDARSE, PERO PARA NADA ES ALGO IRREAL.
ESTÁ PSICOLÓGICAMENTE COMPROBADO QUE UN NIÑO DE APENAS 5 AÑOS, PUEDE LLEGAR A SUFRIR IGUAL QUE UN ADULTO POR LAS CIRCUNSTANCIAS QUE LE RODEAN, LLEVÁNDOLE INCLUSO AL SUICIDIO.
ES MÁS, UN BEBÉ DE APENAS MESES PUEDE PADECER DEPRESIÓN, ES DECIR, NO SIEMPRE EL LLANTO O EL MAL ESTAR DE UN NIÑO SIGNIFICA QUE TIENE HAMBRE, QUE ESTÁ MOJADO, QUE ESTÁ INCÓMODO, O QUE TIENE UNA ENFERMEDAD FÍSICA. INCLUSO UN BEBÉ PUEDE SUFRIR PSICOLÓGICAMENTE.
LOS NIÑ@S INMIGRANTES, SON NIÑ@S INMIGRANTES AQUÍ, PORQUE NUESTRAS LEYES DETERMINAN QUE SON MENORES LAS PERSONAS QUE NO TIENEN 18 AÑOS. SIN EMBARGO, EST@S NIÑ@S EN SUS PAÍSES DE ORIGEN SON YA CONSIDERADOS HOMBRES, TANTO PARA TRABAJAR, COMO PARA FORMAR UNA FAMILIA, COMO INCLUSO PARA RECIBIR INSTRUCCIÓN MILITAR.
EST@S NIÑ@S SALEN DE SUS PAÍSES CON UNA META: TRABAJAR PARA GANAR DINERO, PARA TENER LO QUE ALLÍ NO TIENEN.
AL LLEGAR AQUÍ, LOS CLASIFICAN COMO MENORES (CUANDO ALGUN@S NISIQUIERA LO SON) Y L@S INTERNAN EN CENTROS.
SI UNA PERSONA ARRIESGA SU VIDA PARA CONSEGUIR UN SUEÑO Y ESE SUEÑO NO LO VÉ CUMPLIDO A CORTO PLAZO, COMIENZAN A PRODUCIRSE EN ESA PERSONA UNOS EFECTOS PARA NADA BENEFICIOSOS PARA SU SALUD.
LA ANSIEDAD Y LA DEPRESIÓN, SERÁN LOS EFECTOS INMEDIATOS DE LA IMPOTENCIA QUE SIENTE ESA PERSONA AL VERSE ENCERRADA.
PERO ESOS EFECTOS SE PUEDEN PALIAR, SUAVIZAR, O INCLUSO EVITAR QUE APAREZCAN, SI ES@S NIÑ@S SON TRATAD@S CON CARIÑO Y RESPETO. OFRECIÉNDOLES UNA OPORTUNIDAD EN ESTE LADO DEL MUNDO.
ENSEÑÁNDOLES EL IDIOMA, HACIÉNDOLES ENTENDER QUE AQUÍ HAY QUE CUMPLIR UNAS LEYES, INTEGRÁNDOLOS POCO A POCO EN LA SOCIEDAD, HACIÉNDOLES PARTÍCIPES DE NUESTRA CULTURA, PROPICIANDO QUE ELL@S NOS ENSEÑEN LA SUYA, ETC....
EN DEFINITIVA: A L@S INMIGRANTES HAY QUE DARLES UNA OPORTUNIDAD.
Aceptar que los niños y adolescentes se deprimen igual que los adultos ha sido reconocido en fecha reciente, aunque tardíamente y los representantes han de estar pendientes de esos cambios emocionales de los jóvenes en el hogar porque no es nada inusual, ni extraño.
Es vital reconocer los síntomas de alerta, bien por los padres, o por los maestros en el centro escolar, porque la depresión está presente en el 5 por ciento de los preescolares, aproximadamente, y en el 10 por ciento de los adolescentes. En sí, la depresión es un trastorno porque el grado de tristeza y los síntomas que la acompañan son mayores a las posibles causas que pudieran existir en el ambiente y muchas veces no existen. A veces no son reactivas de ninguna situación, sino que es una enfermedad en sí misma, y en ocasiones el ambiente actúa como un gatillo que dispara la enfermedad.
“Los criterios de diagnóstico son los mismos aplicados en los adultos, sólo que sus manifestaciones clínicas varían según la etapa del desarrollo en que se halle el menor. Sus manifestaciones pueden pasar desapercibidas para sus padres, maestros, médicos y el entorno comunitario”, asegura la licenciada Andrea Lechín. Es posible que la depresión surja a partir de un duelo cuando el tiempo prudencial de la recuperación es de un mes, aproximadamente, pero si el niño a quien se le muere el abuelito, por ejemplo, acusa un duelo prolongado, demostrado en el descenso del rendimiento escolar, por la pérdida sufrida meses atrás y al hablarle del evento se va en llanto, comprobamos que el duelo es prolongado y exagerado. El duelo actuó como un gatillo porque el niño está biológicamente predispuesto a la depresión y seguro que hay factores familiares de estrés dentro del hogar.
Los adultos se asombran al plantearles la realidad de la depresión y es que los niños no logran expresar en palabras, pero genera una serie de síntomas, que se manifiestan de manera diferente a la de los adultos, por lo cual los especialistas han de aprender a traducir tales conductas.
TRISTEZA
El síntoma más importante en la depresión es la tristeza durante la mayor parte del día, mientras el niño lucha con sentimientos de melancolía. Más que tristeza demuestra mal humor, o irritabilidad, así que un niño irritable evidencia un síntoma sumamente importante. Un aspecto determinante es la pérdida de motivación por las cosas que le gustan en la vida.
Según García, el estrés grave se origina cuando un pequeño es expuesto entre otras cosas- a maltrato psicológico o físico, abuso sexual, exigencia escolar mezclada con dificultad de aprendizaje y disputas en el núcleo familiar o nulo respaldo de los adultos de su círculo íntimo al momento de requerir ayuda.
El especialista indica que para distinguirlos basta con fijarse en que “los primeros se frustran cuando algo no les resulta como lo esperaban, en tanto los segundos se sienten desesperanzados y solos porque no tienen una red de apoyo”. De paso, recalca que es el último grupo el más numeroso.
Paulina Aravena, psicóloga infantil, concuerda en el hecho que la mayoría de los casos obedecen al estrés. Asevera que “las depresiones biológicas son las menos” y que, mayoritariamente, lo que conduce al intento de suicidio o a la concreción de este acto, es la presencia de una mala dinámica familiar, es decir, una red de apoyo deficiente.
“Si hay una fuerte sensación de ausencia de apoyo y de contención familiar, los chicos empiezan a sentir que la vida no tiene sentido. Lo único que quieren es escapar, porque no hay un concepto de familia y tampoco un proyecto de vida. Están absolutamente perdidos”, subraya Aravena.
En la misma línea, la psicóloga infantil, Cecilia Domich, afirma que son los menores que viven en un entorno de tristeza general los más proclives al suicidio: “En mi consulta- gracias a Dios- no me ha tocado que un paciente se haya matado, pero sí he visto muchachos muy deprimidos que tienen la intención de hacerlo. Son pocos los casos, pero la mayoría proviene de un ambiente familiar triste”.
Para entender de lo que se trata la depresión en un bebé, es necesario recordar que el niño tiene una interacción con su entorno positiva cuando el vínculo afectivo es el adecuado, es decir, el bebé viene al mundo dispuesto a realizar un intercambio afectivo intenso con la madre o la persona que lo cuida, así se garantiza su protección, supervivencia y apego.
El bebé demuestra estas interacciones positivas con felicidad, alegría y con respuestas positivas a los estímulos, lo que genera un adecuado desarrollo. Pero cuando esta interacción es negativa a causa de un déficit en la relación madre-bebé, se ve reflejado en su estado anímico; lo que no quiere decir que el bebé llora porque está triste, sino que da la impresión de que está apático y sin ninguna iniciativa.
En cuanto a las señales que manifiesta el bebé, está el hecho que no rechace los brazos de un desconocido, significa que algo pasa ya que lo normal es que el bebé tenga angustia por la separación de su madre y se ponga a llorar.
Otra señal se muestra cuando el niño no siente deseos de llamar la atención, ya que a esta edad lo normal es que el bebé quiera atraer la atención de las personas que lo rodean.
Las consecuencias que puede tener la presencia de un cuadro depresivo en el bebé son varias. Puede producir cierto retraso en el desarrollo como el inicio de la marcha más tarde de lo normal, el inicio del habla, tener problemas de sueño, somatizaciones frecuentes, enfermedades de tipo infecto-contagioso debido a una disminución de las defensas biológicas que permanecen más allá de todo cuidado, alteraciones en la alimentación que mantienen al bebé en un estado de decaimiento.
La mayoría de las veces el estado puede estar asociado a la pérdida de la persona más cercana, por ejemplo: viaje extenso de la madre (más de un mes) o cambio de la persona que lo cuida.
Se distinguen dos tipos de depresiones: las exógenas y las endógenas. Las primeras están asociadas a factores externos que han provocado el ánimo triste y son más frecuentes en niños pequeños o preescolares y las endógenas generalmente no tienen un factor externo y su origen es biológico.
Las causas externas que afectan pueden ser en parte el mimetismo del bebé, ahora bien, una madre deprimida puede dar lugar a que el bebé también lo esté, llegando a no responder prácticamente a los estímulos afectivos y mostrando una gran apatía. También el distanciamiento prolongado o el cambio de la persona que lo cuida y los cambios significativos de su entorno pueden afectar al bebé.
Respecto a lo que pueden hacer lo padres y en especial la madre frente a estos casos, cuando se presentan síntomas de depresión puerperal se debe consultar a un especialista y no dejarlo pasar, ya que se puede afectar el desarrollo optimo del bebé. Lo mismo se debe hacer si se observan cambios notorios en el comportamiento habitual del bebé o niño y también si se observa cierta apatía o falta de respuestas a los estímulos que se le presentan al bebé.
Lo principal es que la madre es muy importante, su salud física y mental inciden en el adecuado desarrollo de su hijo. Por lo tanto es imprescindible que ella transmita todo su amor al niño y que éste, a su vez, no perciba angustia por parte de la madre, además de que su estado anímico frente a él sea óptimo para el bienestar del bebé.
CAROLA CORNEJO
Psicóloga Infantil
www.psicobebe.cl
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