Los países desarrollados tienen gran necesidad de trabajadores procedentes de las naciones emergentes, pero paradójicamente no quieren acoger a más personas en sus sociedades, afirmaron hoy expertos internacionales en emigración.
Las economías industrializadas tienen una gran demanda de fuerza laboral porque sus ciudadanos descartan los empleos de más baja cualificación y su población general envejece al tiempo que las tasas de natalidad disminuyen, señaló hoy Stephen Castles, académico en emigración y refugiados de la Universidad de Oxford.
Castles participó en la 'I Conferencia Internacional Migración y Desarrollo: una perspectiva integral desde el sur', organizada en la capital mexicana por el grupo financiero español BBVA.
El académico explicó que, si bien las potencias económicas requieren más fuerza de trabajo, en estos países la inmigración 'se ve cada vez más como un problema político y hay mucha hostilidad con relación a ella'.
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