Cada día se ve un gran número de niños que vuelven solos a su casa con una llave colgando del cuello. Al llegar, el hogar está vacío porque sus padres aún están trabajando. La necesidad de tener que trabajar los padres y las madres para poder mantener un mejor nivel de vida hacen que tengan que pasar algunas horas solos antes de que la pareja llegue a casa.
Aunque parezca un hecho poco frecuente y aislado, esta situación se ha transformado en un hecho habitual a lo largo de todo el mundo. Se estima que un 40% de los niños viven esta situación durante algunas horas al día en el tramo de edad comprendido en entre los 7 y los 14 años. Menos frecuente es que los pequeños se queden solos a lo largo de la noche. Un niño, a los 7-8 años, ya posee una alta autonomía e, incluso, es capaz de valerse por sí solo y poder realizar muchas cosas sin un alto riesgo físico. A pesar de ello el hogar es uno de los lugares donde más accidentes sufren los menores y, según los expertos, también pueden llegar a padecer desórdenes de carácter emocional, al sentir la sensación de abandono.
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«¿Por qué voy a tener que querer a nadie, si a mí no me han querido?», preguntaba con rabia Miguel A. R., de 12 años, al psiquiatra al que le habían llevado sus padres «porque estaba imposible». Miguel se había convertido, según sus padres, en un adolescente rebelde, con problemas en los estudios y que sólo vivía para estar con su pandilla. También cometía siempre que podía pequeños hurtos de dinero en casa porque «cada vez le resultaba más difícil satisfacer sus gastos con la paga semanal».
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