La vicepresidenta de Cantabria defiende la "extradición" del obispo de Tenerife
Dolores Gorostiaga aseguró ayer en una entrevista que si Bernardo Álvarez fuera un político sería "destituido" por su partido, al tiempo que reprochó a la Iglesia católica no haber rectificado sus declaraciones sobre abusos a menores.
EFE, Santander
La vicepresidenta del Gobierno de Cantabria, la socialista Lola Gorostiaga, considera que si el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, fuera un político en lugar de un prelado, ya habría sido destituido, e incluso "extraditado", por sus declaraciones sobre los abusos a menores.
Gorostiaga aseguró ayer en una entrevista en Radio Nacional de España que sintió "mucha rabia" al escuchar las declaraciones del obispo Bernardo Álvarez, en las que éste decía que puede haber menores que consientan mantener relaciones sexuales con adultos y que algunos "están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo". ´
"Si el obispo de Tenerife hubiera sido un político se hubiera montado una revolución en este país y lo hubieran tenido que extraditar. No sólo hubiera tenido que dimitir de su cargo, porque evidentemente, fuera del partido que fuera, le hubieran tenido que cesar de forma fulminante, sino que le hubieran tenido que extraditar", defiende la vicepresidenta de Cantabria.
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