Texto Katherine Moreno Sarmiento.
Uno podría imaginarse que Petrona Martínez, quien lleva el título de “Reina del Bullerengue”, debe vivir como tal. Sin embargo, ésta es una reina sin corona y sin palacio. O mejor, su palacio no está cubierto por oro sino por caña brava y barro, materiales con los que ella misma construyó su casita en compañía de su numerosa familia. Dueña de una sonrisa que encanta, Petrona ha logrado demostrar que cuando la música nace del alma traspasa las fronteras. Nunca se imaginó que sus cantos, podrían contagiar a personas de continentes lejanos, en realidad, nunca se imaginó que sería famosa gracias a su don. Su historia es insólita para algunos e increíble para otros. Nació en un pequeño pueblo del departamento del Bolívar llamado San Cayetano. Jamás fue al colegio. Trabajó desde pequeña en diversas labores, desde hacer el oficio para su casa y otras casas, hasta recoger arena. Decidió casarse a los 16 años con Tomás Enrique Llerena. “No me casé por la iglesia, él ha sido mi marido desde siempre”, confesó alguna vez en una entrevista. Y uno tras otro, tuvo siete hijos, cinco mujeres y dos hombres.
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