Pistolas y perros contra los inmigrantes
F. DE A.
GINEBRA. «¡No deje usted la maleta en el suelo, que Suiza ya no es lo que era!». La advertencia de un amable ciudadano suizo me coge por sorpresa a mi llegada al aeropuerto de Ginebra, y me aferro a mis sobrias pertenencias. De ahí el recelo con que tomo el taxi conducido por un chófer de raza negra. No hay peligro. Se llama George, es natural de Ghana y lleva ya 30 años en Ginebra. Además ha votado al partido xenófobo de Blocher. Nada más natural. Los que llevan más tiempo en Suiza son los primeros interesados en que los nuevos inmigrantes no rompan el sistema ni les quiten el puesto de trabajo.
«Con las nuevas leyes no va a pasar nada», me dice tranquilizador George, «los suizos son unos expertos en encuadrar a los emigrantes. Lo único que quieren es evitar que se repita en Suiza lo que ya ocurre en Alemania y en Francia. Fíjese que por eso no va a encontrar aquí barrios sólo de emigrantes ni guetos. ¡Hay que cortar la gangrena antes de que sea demasiado tarde!».
Leo en un recorte de prensa que el Parlamento suizo aprobó a principios de este mes la utilización de pistolas paralizantes y perros para expulsar a los inmigrantes. «Tras un acalorado debate, el Consejo Nacional adoptó la medida por 75 votos a favor y 67 en contra. «El uso de la coacción no puede ser sistemáticamente desestimado. Hay que reglamentar las modalidades», dijo Yvan Perrin, del ultraderechista Partido Popular de Suiza».
COMENTARIO : PROPONGO CORREAS Y VOZALES PARA LOS POLITICOS DESQUICIADOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario