Los traficantes que los trasladaban quisieron aprovechar hasta el último hueco de la cabina. En total, era 120 inmigrantes birmanos hacinados en esto una superficie de 12 metros cuadrados. El conductor se negó, además, a poner en marcha el aire acondicionado y 54 personas murieron asfixiadas en apenas dos o tres horas, según los forenses.
Cuando la policía localizó el camión logró sacar con vida a 60 inmigrantes, aunque de ellos 20 se encuentran ahora en estado crítico. El conductor logró escapar y la policía rastrea el vehículo, que oficialmente estaba autorizado para transportar pescado.
Los fallecidos se fiaron de una mafia que les prometió trabajo en la turística región de Phuket. Como ellos, miles de birmanos recurren a diario a los traficantes de personas para entrar ilegalmente en la vecina Tailandia.
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