La muchacha, que escapó en el 2005 de una boda forzada, era maltratada por su hermano
La Vanguardia, LLUÍS URÍA , 2010-03-10
Najlae Lhimer estaba lejos de sospechar lo que iba a pasarle cuando, el viernes 19 de febrero, entró en el puesto de la gendarmería de la población francesa de Château-Renard (Loiret, en la región Centro) dispuesta a presentar denuncia contra su hermano por malos tratos. Si lo hubiera sabido, quizá se lo hubiera pensado dos veces antes de franquear la puerta. Advertidos de su situación irregular en el país, los gendarmes detuvieron a Najlae inmediatamente y apenas unas horas después, en la madrugada del sábado, la condujeron sin demasiados miramientos al aeropuerto de Orly. Destino: Casablanca. La expulsión de la joven, de 19 años, ha levantado tal ola de indignación que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se ha visto forzado a aceptar su retorno.
Hacía cinco años que Najlae no pisaba la tierra de sus padres, de donde había huido en el 2005, cuando contaba 14 años, para escapar de un matrimonio forzado. Arrestada de nuevo a su llegada por la policía marroquí, la muchacha fue puesta en libertad veinticuatro horas después. Desde entonces, ha permanecido en el país escondida de su familia y protegida por miembros de la asociación Red de Educación sin Fronteras (RESF), a la espera de un posible regreso a Francia. “No comprendo qué hago aquí, estoy perdida…”, explicaba días atrás.
Francia…, la tierra de la libertad y de la igualdad. Para Najlae, cruzar el mar era su única posibilidad de eludir el destino escrito por su padre. La muchacha huyó hace cinco años y se instaló en casa de su hermano, en Château-Renard, una pequeña población de 2.400 habitantes. En el momento de ser expulsada estudiaba hostelería en el liceo profesional Françoise Dolto, en Olivet (banlieue de Orleans), y pasaba los fines de semana en la casa de Château-Renard. Su hermano, de carácter violento, la golpeaba regularmente. Hasta que un día dijo basta.
“Encontró una colilla en su habitación y la golpeó con la barra del aspirador y con la plancha de la ropa”, ha relatado la madre de una amiga, a quien la gendarmería informó de la expulsión de Najlae y –de paso– le advirtió de los riesgos de ayudar a inmigrantes irregulares… Najlae, que mientras fue menor de edad no podía ser expulsada del país, olvidó probablemente este detalle cuando decidió acudir a la gendarmería.
La expulsión de la joven levantó numerosas protestas entre los amigos y conocidos de la joven, y en su instituto, que organizaron concentraciones en su defensa. Numerosas organizaciones y partidos se movilizaron en su favor, calificando de “intolerable” la decisión de la prefectura de Loiret. La citada Red Educación sin Fronteras, dedicada a proteger a los escolares amenazados de expulsión, pero también la asociación Ni Putas ni Sumisas, la Cimade –de apoyo a los inmigrantes– y diversos cargos electos socialistas, comunistas y ecologistas, multiplicaron las presiones.
Finalmente, Nicolas Sarkozy aprovechó la conmemoración del día de la Mujer para comunicar su decisión de readmitir a la joven y regularizar su situación en Francia. Desde Marruecos, Najlae no tenía suficientes palabras para dar las gracias al presidente y a todos aquellos que la han apoyado. “Estoy en la gloria”, acertó a decir. La puerta del paraíso se había vuelto a abrir.
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