07-03-2009
Inmigrantes senegaleses deportados por España se unen en una asociación en el barrio pesquero del que partieron los cayucos en la crisis de 2006
DANIEL MILLET, ENVIADO ESPECIAL SAINT LOUIS (SENEGAL) Abdoulaje sortea las cabras y los corderos que campan a sus anchas, los carros tirados por burros y caballos, algún que otro micro desvencijado y una multitud de niños que corretean descalzos por las calles de arena levantando una niebla amarilla. Está habituado: el barrio pesquero de Guet-N´dar, en Saint Louis, Senegal, con sus casetas diminutas arremolinadas, es el caótico y bullicioso escenario de su vida. Por eso puede contar su historia mientras anda: fue uno de los primeros de aquí que se lanzó al mar en piragua -como más se conoce a los cayucos- para alcanzar Tenerife durante la crisis de 2006 y dos años después regresó deportado tras vagar de un trabajo a otro por diferentes provincias de Cataluña. "Regresar así ha sido muy duro. Aquí no hay trabajo. La pesca ya no da y tengo que alimentar a mis hijos", señala Abdoulaje
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